Contemporâneo, dança-teatro, improvisação, performance: uma retrospectiva argentina | Contemporáneo, danzateatro, improvisación, performance: una retrospectiva argentina

Este texto foi publicado na edição de janeiro de 2009 da revista argentina Balletin Dance.

O ano de 2008 foi muito rico pela variedade de propostas de movimento oferecidas em Buenos Aires, desde as tadições contemporâneas até as tendências atuais.

Com mais de 150 obras em salas e espaços não-convencionais, diferentes gostos puderam ser satisfeitos ou decepcionados. É normal que o público tenha gostos diferentes, mas o interessante das divergências no ano que passou foi a polarização entre obras ‘tradicionais’ e as ‘novas tendências’. E também a polarização do público: os mais exigentes em matéria de tradição explícita cochicharam “isto não é dança”.

Em videodança, Mano de Obra de Artistas (MOA), com três ciclos no ano, mostrou como o gênero expandiu seu horizonte, o que se reafirmou com o VideoDanzaBA 08 (outubro): aos registros de corpos em movimento se somam peripécias técnicas para construir as obras.

O II Encuentro Danza y Performance (fevereiro) deu espaço a artistas estrangeiros e nacionais para realizar performances em que nem sempre o corpo em movimento é a característica principal. Como, por exemplo, Speak, de Alejandra Ceriani e Fabián Kesler, que mostrou a bailarina sentada e quase imóvel em frente a uma câmera. Ou El Intérprete, dos chilenos Sergio Sergio Valenzuela Valdés e Nicolás Cottet que, nus e com câmeras em suas cabeças, realizaram uniões e separações de corpos neutros.

Em Rojas, os ciclos Queerdance, , 4x4x4x4, Festival RojasDanza 2008 e Barroco percorreram uma zona intermediária entre tradições e vanguardas do século XX e experimentações, como Montecarlo (Carlos Casella) ou Barroco I (Mariano Pattin). O Ballet Contemporáneo del San Martín se apoia nitidamente numa dança contemporânea, com remontagens de Mauricio Wainrot, Marc Ribaud, Roxana Grinstein e Ana María Stekelman e estreias: Excusas para el Dolor (Gabriela Prado), La Noche más Negra (Pablo Rotemberg) e Tangos Golpeados (Alejandro Cervera).

O Festival CoCoA 10 anos (junho-novembro) ofereceu espetáculos nacionais e estrangeiros de forte apelo performático, como Danza Mínima (a1/v1), de QuiatoraMonorriel, do México, um estudo mínimo de movimento no limite da quietude; ou como as experiências corporais com objetos suscitadas pela brasileira Marcela Levi em In-organic. Com a mesma tônica, o seminário Performance: nuevas estrategias de acción (IUNA), trouxe o performer australiano Andrew Morrish (setembro) e possibilitou a estreia local (outubro) de The Show Must Go On, de Jerômè Bel, uma das obras emblemáticas da tendência performática do novo século.

Com o V Buenos Aires Danza Contemporánea 08 (dezembro), as tendências mencionadas voltaram a ser visitadas. E nos extremos da variedade, como por exemplo: o ciclo Traducción (direção de Roxana Galand), conjunção improvisada de dança, música, imagem e palavras; no trabalho de dança-teatro ¿Quién no es salvaje? (Mabel Dai Chee Chan), que tratou de violência; com a chilena Carne de Cañón (Colectivo de Arte La Vitrina), que reuniu dança, teatro, canto e ativismo político; e com La Concepción del Tiempo Imaginado (Iván Haidar) e The Divine Comedy (Luis Garay), mostras de liberdade na construção das obras. No campo tradicional, a Cisne Negro, do Brasil, apresentou Revoada (foto), Cherché, Trouvé, Perdú e Trama; a argentina Compañía Móvil com Los Procesos de Franz;  um corretíssimo Graham. Ojos Bajos, de Viviana Iasparra, e Lo, de Carolina Herman, construíram obras nas novas zonas e trabalhos como El Juego del Elástico, de El Descueve, e Despliegue 144, de Teresa Duggan, que reafirmaram tradições locais.

La Movemos Danza com o espetáculo D, de Deseo; Cristina Moreira, com Graffiti, e Julietta, de Claudio Hochman, foram obras em que dança, circo, teatro e clown coexistiram. Também recorreram a misturas de formas artísticas: Ciudad Off, Butoh Urbano (Gustavo Collini e Roberto Galván, que mesclaram butoh e contemporâneo), Fronteras de Encuentros (Liliana Toccaceli, com contemporâneo, folclore e flamenco), e Cabina 6 e Hálito (Sandra Reggiani, que trabalhou expressão corporal e teatro físico). Em performance, soma-se Deguste, dos franceses Emmanuelle Becquemin e Stéphanie Sagot, e o Sinestesia Festival 2008, com trabalhos livres de Ceriani, Kesler, Iasparra e outros. Muitas das propostas resultaram em dança no sentido canônico a que estamos acostumados, outras causaram estranhamento, e muitas outras suscitaram conceitualizações sobre a dança.

Diógenes (século V a.c.) teria dito: “O movimento se demonstra andando” em resposta a Zenón (século IV a.c.), que propôs o paradoxo de Aquiles e a tartaruga, segundo o qual o movimento é impossível se pensado. A ideia de Zenón é um manancial de conceitos (que se pode rebater ou não). Já a de Diógenes é uma experiência (que se pode considerar adequada ou não). Algo parecido acontece com a dança: para além dos gostos coexistem formas desde a acadêmica até a puramente conceitual, combinações de experiências e conceitos, todas com igual direito à existência (como também participam de iguais pretensões argumentativas as proposições de Zenón e Diógenes). Não só de gosto se trata o assunto: de concepções de mundo também.

Román Ghilotti é crítico de dança e diretor teatral argentino.

El texto fue publicado en la revista argentina balletin dance de enero 2009.

El año 2008 resultó un año muy rico por la variedad de las propuestas de movimiento ofrecidas en la ciudad de Buenos Aires, desde tradiciones contemporáneas a tendencias actuales.

Con más de 150 obras en salas y en espacios no convencionales, muy diversos gustos tuvieron oportunidad de ser satisfechos y defraudados. Que no a todos les gusta lo mismo es una trivialidad. Lo interesante de estas divergencias en el año que pasó fue la polarización entre obras “tradicionales” y las “nuevas tendencias”. Y también la polarización del público: los más exigentes de tradición explícita murmuraban “esto no es danza”, cuando la experimentación superaba lo acostumbrado; los más urgidos por la novedad sostenían “esto ya no puede ser danza”, aludiendo a lo formalizado.

En videodanza, Mano de Obra de Artistas (MOA), con tres ciclos en el año, mostró cómo el género ha expandido su horizonte, cosa reafirmada por el VideoDanzaBA 08 (octubre): a los registros de cuerpos en movimiento se suman peripecias técnicas para construir las obras.

El II Encuentro Danza y Performance (febrero) dio cita a artistas extranjeros y locales en performances en que no siempre el cuerpo en movimiento fue lo característico. Como ejemplo, Speak de Alejandra Ceriani y Fabián Kesler, que mostró a la bailarina sentada y casi quieta frente a una cámara de registro limitado, o El Intérprete de los chilenos Sergio Valenzuela Valdés y Nicolás Cottet, quienes desnudos, con cámaras en sus cabezas, realizaron uniones y separaciones de cuerpos neutros.

En el Rojas, los ciclos Queerdance, 4x4x4x4, Festival RojasDanza 2008 y Barroco, recorrieron una zona intermedia entre tradiciones de las vanguardias del siglo XX y experimentaciones, como Montecarlo (Carlos Casella) o Barroco I (Mariano Pattin). El Ballet Contemporáneo del San Martín sostuvo una neta danza contemporánea con reposiciones de Mauricio Wainrot, Marc Ribaud, Roxana Grinstein y Ana María Stekelman y estrenos: Excusas para el Dolor (Gabriela Prado), La Noche más Negra (Pablo Rotemberg) y Tangos Golpeados (Alejandro Cervera).

El Festival CoCoA 10 años (junio-noviembre) ofreció espectáculos nacionales y extranjeros de fuerte incidencia performática. Así, Danza Mínima (a1/v1) por QuiatoraMonorriel de México, un estudio mínimo de movimiento al borde de la quietud, o las experiencias corporales suscitadas por la brasileña Marcela Levi con objetos sub­je­ti­va­dos en In-organic. En la misma tónica, el seminario Performance: nuevas estrategias de acción (IUNA), trajo al performer australiano Andrew Morrish (septiembre) y posibilitó el estreno local (octubre) de The Show Must Go On de Jerômè Bel, una de las obras emblemáticas de la tendencia performática del nuevo siglo.

Con el V Buenos Aires Danza Contemporánea 08 (diciembre), las tendencias mencionadas volvieron a ser visitadas, en un tono más morigerado.En los extremos de la variedad, como ejemplo: el ciclo Traducción (dirección de Roxana Galand), conjunción improvisada de danza, música, imagen y palabras; en teatrodanza ¿Quién no es salvaje? (Mabel Dai Chee Chan) trató la extrema violencia; la chilena Carne de Cañón (Colectivo de Arte La Vitrina) reunió danza, teatro, canto y testimonio político; La Concepción del Tiempo Imaginado (Iván Haidar) o The Divine Comedy (Luis  Garay) muestras de libertades en la construcción de obra.

En la vereda tradicional, Cisne Negro de Brasil presentó Revoada, Cherché, Trouvé, Perdú y Trama; en lo doméstico Los Procesos de Franz (Compañía Móvil) correctísimo Graham.

Ojos Bajos (Viviana Iasparra) o Lo (Carolina Herman) constituyeron obras en las nuevas zonas, y trabajos como El Juego del Elástico (El Descueve) y Despliegue 144 (Teresa Duggan) reafirmaron tradiciones locales.

La Movemos Danza con D (de Deseo), Cristina Moreira con Graffiti, y Julietta de Claudio Hochman, fueron obras en que danza, circo, teatro, music hall y clown coexistieron en disímiles dosis; también recurrieron a cruces: Ciudad Off, Butoh Urbano (Gustavo Collini y Roberto Galván, butoh y contemporáneo), Fronteras de Encuentros (Liliana Toccaceli, contemporáneo, folklore y flamenco), y Cabina 6 y Hálito (Sandra Reggiani, expresión corporal y teatro físico).

Sumaron en performance Degusté de los franceses Emmanuelle Becquemin y Stéphanie Sagot, y el Sinestesia Festival 2008 con trabajos libres de Ceriani, Kesler, Iasparra y otros).

Muchas de las propuestas resultaron danza en el sentido canónico acostumbrado, muchas rozaron los cánones y los desarmaron, y muchas los dejaron haciéndose fuertes en con­cep­tua­li­za­cio­nes sobre la danza.

Diógenes (siglo V a. C.) habría dicho: “El movimiento se demuestra andando”, como respuesta a Zenón (siglo IV a. C.), quien propuso la aporía de “Aquiles y la tortuga”, según la cual el movimiento es imposible si se lo piensa. Lo de Zenón es un desarrollo de conceptos (que puede rebatirse o no). Lo de Diógenes es una apreciación experiencial (que puede considerarse adecuada o no).

Algo parecido pasa con la danza: más allá de gustos coexisten formas desde lo académico a lo puramente conceptual, combinaciones de experiencias y conceptos, todas con igual derecho a la existencia (como también participan de iguales pretensiones argumentativas las proposiciones de Zenón y de Diógenes). No sólo del gusto se trata el asunto: concepciones de mundo también.

Román Ghilotti es crítico de danza y diretor teatral en Argentina.